sábado, 1 de febrero de 2014

Frío por dentro

Lo hemos dejado en el mismo lugar donde lo empezamos el verano pasado.

Y hemos cambiado. Tanto como el perfil de Madrid al que das la espalda y yo miro atravesándote como si no existieras. Entonces se derretía; ayer se congelaba casi tanto como mi corazón. 

Nunca más te fiarás de una mujer que no endulza su café.

Me despediste como nos saludamos aquella primera vez, con un beso en la mejilla, pero éste sabía a fin.

Quise darme la vuelta para decirte adiós con la mano y el gesto conciliador se me quedó ridiculamente colgando en el aire. Ya estabas dentro de tu coche y mirabas hacia delante. Noté alivio; no hubiera podido simular que flaqueaba.

Sé que esta mañana te sentirás a morir pero no puedo hacer nada por ti salvo embutirme de nuevo el traje de libertad para ayudar a que cierre tu herida.

Sólo se conoce a una mujer cuando se la deja marchar. 

Ámame para siempre.





2 comentarios:

  1. Querida Aranciata!! Qué alegría volver a saber de ti!! Un abrazo,te sigo.

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Ti voglio tanto bere...